La Historia De una residencia real al museo de hoy
Luis XIII y los orígenes de Versalles1607 - 1643
La primera partida de caza del Delfín –futuro Luis XIII– tuvo lugar el 24 de agosto de 1607 en Versalles, donde gustaba ir su padre Enrique IV. Al igual que él, Luis XIII quedo prendado de este lugar idóneo para la caza, de fauna abundante y muy bien situado entre su residencia principal de Saint-Germain-en-Laye y París.
En 1623 el rey Luis XIII ordenó la construcción de un pabellón de caza en el que dormiría a partir de junio de 1624. Reconstruido entre 1631 y 1634, este edificio es el origen del Palacio que hoy conocemos.
El reinado de luis XIv1643 - 1715
Desde muy joven, a Luis XIV le agradó Versalles. Será él quien decida ampliar sus dominios más allá de los límites establecidos por su padre Luis XIII. El Rey Sol tenía una auténtica visión para el lugar: cual arquitecto, Luis XIV construyó la obra de su vida, a la que permanecerá para siempre vinculado.
En 1661 se iniciaron obras de gran calado que continuarían hasta sus últimos días en 1715. Entre ellas cabe destacar el patio delantero en 1662, la "envoltura" de Le Vau en 1668-1670, los pabellones de los Secretarios de Estado en 1670-1671, el ala Sur en 1679-1681, el Grand Commun en 1681-1684, el ala Norte en 1685-1689 o la Capilla Real en 1699-1710.
El pabellón de caza se convirtió progresivamente en un palacio de recreo –con la organización de increíbles eventos en los jardines (en particular en 1664, 1668 y 1674)– hasta convertirse en 1682 en la residencia principal de la Corte y del gobierno. Luis XIV trasladó allí no solo a su aristocracia, sino también a su administración central. Convirtió el palacio en una manifestación de su poderío. A su muerte, el palacio y sus dominios distaban mucho de estar acabados, pero tras 50 años de obras y casi 100 millones de libras gastadas, el monarca había perfilado todas sus líneas y proporciones, posteriormente perfeccionadas y actualizadas por sus sucesores.
el reinado de Luis XV1715 - 1774
A la muerte de Luis XIV en septiembre de 1715, la Corte abandonaría Versalles por Vincennes antes de regresar a París el diciembre siguiente. El dominio cayó entonces en el abandono durante un largo periodo. Habrá que esperar hasta el 15 de junio de 1722 para que el joven Luis XV decida, por su propia voluntad, regresar a Versalles. Su intención era terminar la obra de su bisabuelo y, al mismo tiempo, crear espacios más íntimos y apartados que le hicieran sentir más cómodo que los espacios públicos del Rey Sol.
Durante su reinado se llevaron a cabo considerables transformaciones interiores y exteriores, como la reforma integral de su aposento, la eliminación de la Escalera de los Embajadores o la construcción de la Ópera Real, proyectada por su predecesor.
el reinado de Luis XVI1774 - 1793
Nacido en Versalles como su abuelo Luis XV, Luis XVI fue coronado poco antes de cumplir 20 años. La celebración de su boda en 1770 en la Ópera Real con la archiduquesa austriaca María Antonieta fue uno de los grandes acontecimientos de Versalles a finales del siglo XVIII.
A diferencia de su antepasado, Luis XVI pasaba la mayor parte de su tiempo en el Palacio, donde mandó realizar varias obras interiores, y se dedicaba –en sus pequeños gabinetes– al estudio de diferentes ciencias por las que tenía un interés particular. En 1774 le regalará a su esposa el Petit Trianon, construido por Luis XV. María Antonieta lo convertirá en su dominio privado.
Mientras que en Versalles seguían dándose a las fiestas y la ociosidad, los cortesanos pasan la mayor parte de su tiempo en París, dejando a menudo el dominio vacío... Debido a las políticas fiscales y los gastos desorbitados de la reina, la imagen de los monarcas no tardará en deteriorarse tanto a ojos del pueblo como de la nobleza. El 6 de octubre de 1789, la familia real se ve obligada a abandonar definitivamente el Palacio, siendo trasladada a las Tullerías a la espera de su trágico final.
Versalles y la Revolución 1789 - 1803
El palacio de Versalles atravesó el periodo revolucionario sin grandes estragos. La caída de la monarquía en agosto de 1792 abrió un periodo de incertidumbre. Al mismo tiempo que se discutía sobre el uso que debía darse al lugar, se decidió que el mantenimiento de las antiguas casas reales correspondía, a partir de ese momento, a la nación.
El Louvre, inaugurado en agosto de 1793 con el nombre de Museo Central de las Artes, acogería las colecciones de pintura y escultura de la Corona. Pero aquellos muebles y objetos que no acompañaron a la familia real a las Tullerías, que no se enviaron al Guardamuebles de la Corona o que no se requisaron, acabaron siendo vendidos. Pese a todo, en el Palacio seguían organizándose visitas guiadas.
el siglo XIX
Napoleón, consciente de la imagen asociada al Palacio, decidió no trasladarse allí, prefiriendo la discreción de Trianon. Habrá que esperar hasta 1830 y la ascensión al trono de Luis Felipe, "rey de los franceses", para que Versalles experimente un auténtico renacer.
En 1833, el monarca decidió crear un museo "dedicado a todas las glorias de Francia", con el fin de cohesionar a todos los franceses, desde los monárquicos legitimistas hasta los revolucionarios y los napoleónicos, pasando por los liberales. Inaugurado en 1837, el museo celebraba los hitos gloriosos de la historia de Francia, desde la Edad Media hasta comienzos de la Monarquía de Julio.
Las ingentes obras realizadas para su acondicionamiento eliminarían antiguos espacios en el patio, aunque se respetaría el Palacio que Napoleón III utilizaría después como lugar de fiestas y manifestación de poder.
Escenario de numerosos acontecimientos importantes de la historia de Francia, como el nacimiento de la Tercera República, Versalles acaba por convertirse en lo que es hoy gracias a la llegada en 1887 del joven conservador adjunto, Pierre de Nolhac –nombrado conservador en 1892– quien inició la reconstrucción de la residencia real.
En la actualidad
Habiendo salido indemne de la Primera Guerra Mundial, el palacio de Versalles es el lugar elegido para la firma del Tratado de Paz en 1919. Sin embargo, el palacio aquejó una falta de mantenimiento durante años por falta de recursos. Su salvación viene del otro lado del Atlántico, gracias a las ingentes donaciones del multimillonario Rockefeller, quien inauguró así una práctica filantrópica y de mecenazgo indispensable para el buen funcionamiento del lugar.
Siguiendo los pasos de Nolhac, los sucesivos conservadores del Palacio se esforzaron por recuperar su mobiliario. Poco a poco, el lugar adquiere una gran notoriedad entre el público general y la alta sociedad. Las visitas oficiales se suceden unas a otras –desde John F. Kennedy a Boris Yeltsin, pasando por Isabel II o Jimmy Carter– llegando incluso a acoger la cumbre del G7 en 1982, a petición de François Mitterrand.
A partir de los años 2000, se lleva a cabo una gran política de restauración en todo el dominio. También se hacen mejoras en la recepción al público. Se organizan exposiciones y visitas guiadas para que los visitantes puedan conocer este lugar fundamental de la historia de Francia. Actualmente tienen lugar numerosos espectáculos tanto en la Capilla Real, como en la Ópera Real y en la Academia Ecuestre de Versalles y, cada primavera y verano, las fuentes y sus juegos de agua animan los parterres y bosquetes de los jardines al ritmo de música barroca.
Queriendo mantenerse fiel a su vocación de espacio de creación artística, y como depositario de algunas de las obras más refinadas –ejecutadas por los pintores, escultores y artesanos más virtuosos de su tiempo–, el palacio de Versalles expone, todos los veranos desde 2008, las creaciones de artistas contemporáneos, como Jeff Koons, Giuseppe Penone o Anish Kapoor. Por su parte, el Bosquete del Teatro de Agua ha sido reinterpretado a través de la obra monumental de Jean-Michel Othoniel.